Todo lo que debes saber.
Por el impacto que tiene esta patología en el paciente se han desarrollado múltiples tratamientos que intentan restablecer la audición. En el caso de la microtia atresia unilateral es aceptado no realizar intervención alguna cuando el paciente tiene normoacusia contralateral, sin embargo es un concepto que está cambiando. En el caso de microtia-atresia bilateral se pueden realizar dos tipos de intervención quirúrgica. El primero de ellos, la canaloplastía, debe realizarse a partir de los 6 años de edad después de una evaluación tomográfica y audiológica adecuada. Las dificultades técnicas y los resultados poco favorables a largo plazo han desalentado a los cirujanos a realizarla, ya que se puede presentar lateralización del injerto timpánico (0-18.2%), re-estenosis del conducto auditivo externo (0-30.3%), dolor de la articulación temporomandibular, lesión al nervio facial (0-5%) o hipoacusia neurosensorial.
Los sistemas auditivos percutáneos de anclaje óseo fueron introducidos en 1977 y han sido utilizados durante más de 30 años. Hoy en día, más de 100.000 implantaciones se han realizado alrededor del mundo. Comparando los resultados auditivos entre la canaloplastía y la colocación de implantes de conducción ósea, incluso en pacientes con adecuada selección preoperatoria, la canaloplastía muestra resultados menos favorables. El umbral promedio que se ha alcanzado en el postoperatorio de canaloplastía es de 25-35 dB, es decir, de hipoacusia superficial, aún utilizando prótesis de reconstrucción osicular como parte del procedimiento y hasta 30% de los pacientes necesita auxiliar auditivo de conducción ósea luego de una canaloplastía con poca ganancia. Esto en contraparte de los resultados obtenidos con auxiliares auditivos de conducción ósea que son consistentes brindando siempre una ganancia auditiva que ronda entre los 30 a 40 dB en promedio.
Debido a que la canaloplastía puede realizarse hasta los 6 años de edad, surgió la necesidad de crear los auxiliares auditivos de conducción ósea, capaces de transmitir el sonido por un procesador fijo a la mastoides por medio de una diadema, una banda elástica o más recientemente un adhesivo. Estos dispositivos pueden ser utilizados desde los primeros meses de vida, logrando el desarrollo del lenguaje y la incorporación del paciente a la sociedad normoyente. Los efectos adversos descritos con el uso de estos auxiliares auditivos son cefalea, reacciones cutáneas y la limitación para realizar actividades deportivas con el auxililar colocado.
Los implantes de conducción ósea son la opción ideal en el tratamiento de microtia-atresia bilateral, especialmente cuándo la anatomía no es favorable para la realización de una canaloplastía. Se clasifican en implantes de conducción activa y pasiva. Se consideran activos aquellos en que la porción vibrátil es la implantada y pasivos aquellos en que es el propio procesador el que vibra y se ancla al implante para transmitir su vibración. Se dividen también en transcutáneos y percutáneos dependiendo de si la porción implantable sale a través de la piel para acoplarse al procesador o si la comunicación entre el procesador y el componente interno se da sin vulnerar la piel.
• Percutáneos à BAHA Connect (Cochlear); Ponto (Oticon Medical).
• Transcutáneos à BAHA Attract y OSIA (Cochlear); Bonebridge (Med-el)
Pasivos à BAHA Connect y Attract (Cochlear); Ponto (Oticon Medical).
• Activos à Bonebridge (Med-el) y OSIA (Cochlear)
Los implantes disponibles actualmente en medio mexicano, con aprobación por COFEPRIS, de los antes mencionados, son los sistemas BAHA Connect y BAHA Attract, el sistema Ponto, Bonebridge-2 (o BCI 602) y recientemente OSIA. El futuro del sistema Ponto es incierto por movimientos en el mercado y adquisición de su marca por otra.
Los dispositivos implantables de conducción ósea pueden ser implantados a partir de los 5 años, momento en el que el cráneo ya cuenta con el desarrollo y grosor suficientes para recibir el implante que en general tiene una profundidad de 3 a 4 mm. Existen diversos modelos, los más usuales son BAHA y PONTO, que son los llamados percutáneos. Estos mejoran la audición por medio de un implante de titanio colocado por medio de un abordaje retroauricular sobre la región mastoidea a 6 cm posterior y 3 cm superior del conducto auditivo externo. Sobre el implante de titanio que atraviesa la piel (percutáneo), se coloca un procesador externo de sonido acoplado al mismo que es la parte vibrátil (mecanismo pasivo). El procesador se coloca en promedio a 6 semanas del postoperatorio. En pediátricos, estudios de osteointegración han demostrado que esto se puede hacer en las primeras 3 semanas y en adultos la osteointegración es más variable pero nunca mayor a los 2 meses. En los últimos años Bonebridge cobró mucha relevancia al ser un implante activo transcutáneo, con excelentes resultados. Recientemente Cochlear lanzó al mercado OSIA que compite con Bonebridge siendo también un transcutáneo activo. Difieren en la forma en que envían la energía sonora al hueso, utilizando el primero una bobina electromagnética para generar vibración y el segundo energía de tipo piezoeléctrica. Ambos extraordinarias opciones.
Las indicaciones otológicas del implante de conducción ósea son malformaciones congénitas del oído externo y medio, estenosis adquirida del conducto auditivo externo, otoesclerosis en pacientes no candidatos a cirugía de estribo, otitis media crónica y otitis externa recurrente; las indicaciones audiológicas son hipoacusia conductiva o mixta uni o bilateral y típicamente se consideraba necesaria una reserva coclear (vía ósea) mejor de 30 dB. Con las mejoras tecnológicas y procesadores mas potentes, pacientes con reserva auditiva desde 45 hasta 65 dB pueden ser candidatos. Otra indicación es utilizarlo en pacientes con sordera unilateral y normoacusia contralateral funcionando como un sistema de cruce de señal auditiva del lado anacúsico al sano. Se ha demostrado que mejoran la audición, la inteligibilidad verbal en ruido y en silencio y que tienen mayor comodidad que los auxiliares auditivos de conducción ósea. Técnicamente resulta más fácil a la canaloplastía, presenta una duración quirúrgica mucho menor, la posibilidad de realizarse bajo anestesia local y sedación y los resultados cosméticos y funcionales son mejores. En su revisión.
sistemática, Nadaraja et al encontraron que tras la canaloplastía el 78.4% de los pacientes obtuvieron un umbral auditivo menor a 30 dB, siendo más alto en un período postoperatorio más temprano y presentando algo de disminución auditiva en periodos más tardíos. Esto se relaciona al desarrollo de complicaciones como re-estenosis o fibrosis en la cadena osicular, lo que no ocurre en pacientes con implantes de conducción ósea. En este estudio no se pudo comparar el umbral auditivo tras la colocación del implante osteointegrado, ya que no se midió en muchos de los estudios incluidos. El promedio de tonos audibles (PTA) menor a 30 dB, considerado como resultado auditivo favorable, se alcanzó en 60.3% de los pacientes tras canaloplastía y en 95.5% de los pacientes tras la colocación de un implante osteointegrado, con una diferencia estadísticamente significativa entre los dos procedimientos. La ganancia auditiva tras la canaloplastía fue de 24.1 dB y de 38 dB en el grupo de pacientes con implantes de conducción ósea, siendo la diferencia estadísticamente significativa. En su revisión señalan que incluso la colocación del implante osteointegrado puede ser de menor costo a la canaloplastía dado que esta última requiere de más cuidados postoperatorios, reintervenciones y citas subsecuentes constantes. Se consideran las siguientes ventajas del implante osteointegrado: rápido, seguro, baja morbilidad, audición normal a casi normal.
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